jueves, 28 de noviembre de 2013

Jované denuncia la intervención de Biden en asuntos internos

El aspirante independiente a la Presidencia de la República, Juan Jované, denunció la intervención de EEUU en el proceso electoral panameño con motivo de la visita a Panamá del vicepresidente de ese país, Joseph Biden. Además, el profesor universitario se mostró alarmado por la crisis financiera de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) que salió a relucir con motivo de la visita del alto funcionario norteamericano. Jované rechazó “el secretismo, la conspiración y la imposición de EEUU”. También “condenó la ineptitud y cobardía de la clase dirigente panameña (gobierno y oposición tradicional)”. La visita de Biden – más allá de una flagrante intervención en asuntos internos del país - tiene implicaciones que afectarán directamente el futuro de Panamá. EEUU tiene planes de convertirse antes de 2020 en un exportador neto de petróleo y gas natural. Para ello, Biden recalcó que están acondicionando sus estructuras portuarias. El principal destino de esas exportaciones es China y el Canal de Panamá constituye para EEUU la vía estratégica. En el comunicado de prensa dado a conocer, Jované señaló que “Biden vino a Panamá para resolver dos problemas políticos estratégicos para los intereses de EEUU”. En primer lugar, manifestó que tiene que rendirle cuentas a los grandes capitales portuarios de la costa oriental y del río Misisipi, por la demora que experimenta la ampliación del Canal de Panamá. Originalmente, la vía acuática ampliada debía comenzar a operar en 2014. Sin embargo, durante la visita de Biden se insinuó que la entrega de la obra puede atrasarse hasta 2016. El segundo problema político de Biden, mencionado por el comunicado del Movimiento Independiente de Refundación Nacional (MIREN), que encabeza Jované, se refiere a “la inestabilidad política de la clase dirigente panameña que crea dudas en EEUU sobre el futuro de la magna obra de la ampliación del Canal”. La entrevista de Biden con el presidente Ricardo Martinelli y los candidatos a la Presidencia de los partidos tradicionales giró en torno a los dos problemas: La crisis de la ACP, que tiene dificultades con sus contratistas, y la ingobernabilidad de la burguesía comercial y financiera panameña. En su discurso en las esclusas del Canal de Panamá, Biden se refirió a las inversiones de decenas de miles de millones de dólares en la ‘modernización’ de los puertos en EEUU en anticipación a la ampliación del Canal de Panamá. El atraso en la construcción del tercer juego de esclusas representa pérdidas significativas para la economía norteamericana. No fue casual que Biden llegó a Panamá en compañía de senadores, diputados (representantes) y alcaldes de las ciudades más grandes de la región oriental de ese país. El comunicado agrega que “la preocupación de los norteamericanos se centra en la versión de que Panamá ya ha gastado los US$5,250 millones presupuestados (para la ampliación del Canal de Panamá) y todavía queda mucho trabajo por hacer para terminar la obra”. Hay indicios de que “los malos manejos de los contratistas y una supervisión inadecuada por parte de la ACP son los factores que inciden sobre los problemas financieros”. En la conferencia de prensa de Jované se planteó la posibilidad de que “la República Popular de China - parte muy interesada en el comercio marítimo mundial - ha ofrecido un préstamo a Panamá para que pueda resolver su crisis de caja”. Actualmente, China es el segundo usuario más importante del Canal de Panamá. Un elevado porcentaje de sus exportaciones manufactureras con destino a EEUU pasan por el Canal. Igualmente, las enormes exportaciones de granos norteamericanas con destino al gigante asiático también pasan – en la dirección opuesta – por la vía acuática panameña. La oferta china a Panamá – de ser cierta – es rechazada de manera contundente por EEUU. Desde hace 15 años China participa en la empresa registrada en Hong Kong - Hutchison Whampoa Limited - que administra los puertos de Balboa y Cristóbal. Actualmente, ambas instalaciones ocupan el primer y segundo lugar, respectivamente, en América latina en movimiento de carga. La importancia del Canal será aun más significativa en un futuro no lejano cuando EEUU se convierta en el productor y exportador más importante del mundo de petróleo y gas natural. Biden subrayó la preocupación de EEUU en torno al futuro del Canal. Su intervención directa en la política electoral de Panamá es una señal de la creciente pérdida de confianza de EEUU en la capacidad administrativa de la burguesía comercial y financiera panameña. El actual gobierno pretende quedarse en el poder, incluso si requiere movilizar los batallones militares panameños entrenados por EEUU. La oposición, por su lado, dice que recurriría a cualquier recurso para evitar la reelección del presidente Martinelli y sus seguidores. El MIREN condenó la sumisión de las fracciones de la burguesía panameña a los dictados del gobierno norteamericano. El comunicado “exige que el gobierno y los partidos de la oposición tradicional den una explicación clara y precisa sobre lo conversado con Biden. Además, Jované señaló que es “urgente que el gobierno y la ACP presenten al país un informe sobre la crisis financiera de la institución responsable de la ampliación del Canal y el cronograma de los trabajos faltantes”. 28 de noviembre de 2013.

jueves, 21 de noviembre de 2013

La visita del vicepresidente Biden a Panamá

El vicepresidente de EEUU, Joseph Biden, desplegó todo el poder del imperio de EEUU durante su visita de 24 horas a Panamá. Según informó la prensa local, la seguridad del alto funcionario de Washington consistió en 25 vehículos blindados del servicio secreto de la Casa Blanca y de las diversas dependencias de seguridad panameñas. Se reunió con el presidente Martinelli y lo felicitó por haber detenido un barco norcoreano procedente de Cuba en la entrada norte del Canal de Panamá. La manera en que intervino EEUU es este asunto hace presumir que la tripulación y el barco no serán liberados hasta que Washington dé la orden. Aún más inaudito, Biden recogió a los tres candidatos de la burguesía panameña que aspiran a la Presidencia de la República en un busito que los trasladó al hotel de playa donde estaba alojado el vicepresidente. A orillas del Pacífico, Biden les dijo que Washington estará supervisando las elecciones presidenciales panameñas programadas para mayo de 2014. Les prohibió a los candidatos que compartieran lo conversado con los medios de comunicación. La intervención directa de Biden en los asuntos internos de Panamá – muy especialmente lo referente al proceso electoral – tiene precedentes lamentables en Panamá. El día antes de la visita de Biden a Panamá una comisión de ética política se reunió en la Universidad de Panamá para buscar soluciones a lo que llamaron una participación demasiada obvia del gobierno en la campaña electoral. Habría que preguntarles si la intervención de Washington en la política interna del país lo consideran aceptable. Muchos políticos consideraban que este comportamiento imperial de EEUU había sido superado. Sin embargo, los aspirantes panameños a la Presidencia, el gobierno y la oposición tradicional acogieron con beneplácito la conducta arrogante de Washington. Según un diario de la capital panameña las partes se sintieron satisfechas con los resultados de la reunión. Biden se fue sin que se supiera exactamente a que respondía su visita al país. Los comunicados de ambos gobiernos que explicaban la visita se contradecían. Por el lado de Washington, vino a ver el progreso en la ampliación del Canal de Panamá. En cambio, el gobierno panameño dijo que venía a firmar acuerdos con Panamá. Entre ellos el ‘Global Entry’ que le daría a los viajeros frecuentes panameños la posibilidad de no hacer las largas filas en los aeropuertos de EEUU. ¿Qué intereses tiene EEUU en Panamá que amerita la visita del vicepresidente de ese país? La extraña visita se combina con la creencia de Biden de que el presidente de Panamá se llama Martínez. Seguramente trasciende los tratados comerciales, los acuerdos militares vigentes que tienen como objetivo acosar al pueblo colombiano y menos que ver con Centro América. ¿Podría ser algo que ver con la Alianza del Pacífico? ¿Quizás alguna maniobra que se relaciona con la permanente política de la Casa Blanca para desestabilizar a Venezuela? Cuando regrese a Washington le informará a su jefe inmediato, el presidente Obama. Panamá es el único país de América latina que está negociando con el gobierno de Gran Bretaña para desarrollar relaciones con la administración colonial de las islas Malvinas. Argentina aún no ha protestado por la reciente visita de una delegación oficial de la Asamblea Nacional de Diputados a lo que los ingleses llaman las islas ‘Falkland’. La comitiva formada por cuatro diputados panameños firmó un convenio con los ingleses en las islas Malvinas que establece relaciones ‘interparlamentarias’ entre Panamá y las islas ‘Falkland’. En el siglo XX Argentina apoyó con gallardía la lucha del pueblo panameño por la recuperación de su soberanía, usurpada por EEUU en la antigua Zona del Canal. El vicepresidente Biden agradeció al presidente panameño Ricardo Martinelli por haber reconocido diplomáticamente a Kosovo, una provincia de Serbia, de la antigua República de Yugoslavia, desarticulada tras una sangrienta intervención de la OTAN. Kosovo no ha sido reconocido por las Naciones Unidas y sobrevive gracias a las donaciones económicas interesadas de EEUU y Alemania. La OTAN realizó una ‘limpieza étnica’ en Kosovo eliminando su población de ascendencia serbia. ¿Por qué reconoció Panamá a Kosovo? La respuesta es obvia: Para servirle a algún oscuro funcionario del Departamento de Estado que puede resultar provechoso para algunos negocios. Panamá fue más lejos y aplaudió oficialmente la intervención norteamericana en Siria, donde ha desplegado miles de mercenarios entrenados por Al-Qaeda. Más preocupante para Panamá, la Cancillería anunció horas después de la partida de Biden que había suspendido sus relaciones diplomáticas con la República Árabe Saharaui Democrática. La República Saharaui fue reconocida por el gobierno militar del general Omar Torrijos hace 40 años, iniciativa aplaudida por los pueblos y gobiernos árabes y por la Organización de Países No-alineados. Desde entonces el pueblo Polisario sobrevive bajo el acoso militar permanente del Reino de Marruecos – aliado cercano de EEUU - que reclama ese territorio en el desierto del Sahara. El presidente Martinelli se arrima a las peores causas internacionales. Hace el ridículo en los foros internacionales. Apoyó con entusiasmo durante una visita al Medio Oriente el holocausto israelí en Palestina. Sin que se lo pidan se pronunció a favor de las pretensiones de Japón sobre unas islas disputadas con la República Popular de China. Hace poco se lanzó contra Nicaragua después que ese país ganara un pleito contra Colombia en torno a aguas territoriales en la Corte Internacional de La Haya. Se retractó poco después pidiendo disculpas por el error que había cometido. El ministro de Relaciones Exteriores, Núñez Fábrega, cuando visitaba Washington recientemente dijo que la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua era un globo que reventaría a corto plazo. La nueva vía acuática centroamericana sería financiada por la Republica Popular de China. Mientras tanto el gobierno panameño tiene un barco de Corea del Norte retenido en el puerto de Cristóbal, en la entrada norte del Canal de Panamá, por supuesto tráfico de drogas. En las bodegas del barco le encontraron posteriormente piezas de aviones de guerra que Cuba estaba devolviendo a ese país asiático. Para crear un ambiente de espionaje internacional, la fiscalía de drogas tiene detenida la tripulación del barco sin acusaciones formales en una antigua base militar norteamericana en el Caribe. A nivel internacional la política exterior que le puede hacer más daño a Panamá es la creciente militarización del país bajo la mirada del Comando Sur de EEUU. Los dos países han firmado 7 acuerdos militares desde 1991 que le permiten al Comando Sur operar en territorio, en aguas y en el espacio aéreo panameño. En 2008 el presidente panameño se embarcó en un crucero de guerra norteamericano en aguas panameñas cerca de la frontera con Colombia. Con todos los antecedentes señalados, sólo se puede predecir lo peor como consecuencia de la visita de Biden a Panamá. Si en este momento no se sabe a qué vino el vicepresidente de EEUU, no cabe duda que pronto lo sabremos. No se puede augurar algo positivo. 21 de noviembre de 2013.

jueves, 14 de noviembre de 2013

La democracia quiere una alternativa en 2014

Desde que el presidente Ricardo Martinelli expulsó de su gobierno al Partido Panameñista – que incluía al vice-presidente de la República, Juan C. Varela – la clase dirigente del país comenzó a poner la barba en romojo. Su partido político procedió a comprar diputados, alcaldes y concejales para asegurar su mayoría en la Asamblea Nacional y en los Consejos Municipales del país. Tanto los partidos de oposición, medios de comunicación, gremios empresariales y asociaciones cívicas mostraron alarma por la arrogancia y desfachatez del mandatario. En los últimos meses ha surgido en esos sectores un grito unísono de que la ‘democracia’ está en peligro. Hablan que el presidente Martinelli se ha vuelto en un ‘dictador’ ya que no acata lo que establece la Constitución Política de la República. Aseguran que se ha adueñado de los tres órganos del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. También auguran que el Tribunal Electoral está a punto de sucumbir a las ambiciones del mandatario. Martinelli, dicen, se tomara el Tribunal Electoral removiendo uno de sus magistrados y reemplazándolo con otro de su elección. La última ocurrencia del presidente fue tratar de someter las decisiones del Tribunal Electoral a los fallos de una sala de la Corte Suprema de Justicia. Estos mismos sectores, sin embargo, no muestran mayor preocupación cuando el presidente Martinelli moviliza sus servicios militarizados para reprimir las protestas de campesinos, indígenas o trabajadores. Tampoco se oponen a las leyes que aprueba el gobierno que encarece la canasta básica, que abandona la infraestructura educativa nacional o que pone en peligro la salud de los panameños. Esos medios, partidos de oposición o gremios, tampoco reaccionan cuando el gobierno concede nuestras riquezas mineras o nuestros bosques, ríos, costas e islas. Miles de familias pierden sus medios de vida por un simple decreto presidencial o resolución municipal que los despoja de sus tierras. El despojo violento de comunidades enteras, que el pueblo observa en los noticieros de la televisión, es democrático, según los abogados de los que se autodenominan dueños del país, tanto del gobierno o de la oposición. En los medios escritos, audiovisuales y de otra índole lo llaman ‘progreso’: No hay que oponerse al ‘desarrollo del país’. La entrega de las minas, las represas hidráulicas, los proyectos inmobiliarios y la destrucción del agro es democracia. Aseguran que las inversiones extranjeras contribuyen al progreso. El pueblo panameño que no cuenta con empleos decentes, tiene trabajos precarios y cuyos hijos son objeto de persecución y encarcelamiento, observa como los políticos – representantes de los grandes empresarios del país – se enfrascan en pleitos verbales y luchas legales. Los voceros del gobierno, aseguran que sus políticas ‘clientelistas’ (repartición de jamones y favores) es democracia. Quienes se autodenominan la oposición, en cambio, aseguran que la ‘democracia’ es que en las próximas elecciones les toca ganar a ellos los puestos de elección popular. Es lo que el ‘Consenso de Washington’ llama la alternabilidad. Al presidente Martinelli le dicen que “robó durante cuatro años más que en los últimos 40 años”. Hay quienes dirían que ahora le toca a la oposición robar durante el próximo quinquenio. El gobierno y la llamada oposición coinciden plenamente en sus políticas para el próximo período 2014 a 2019. Ambos quieren seguir promoviendo las políticas de despojo de empleos e, igualmente, de tierras. Se apropian de los excedentes que generan el Canal de Panamá, los puertos, la posición geográfica del Istmo, los bosques y subsuelos, asegurando que eso se llama democracia y que no viola la Constitución. Con ese objetivo llenan las curules de la Asamblea de diputados fáciles de manipular, nombran magistrados a la Corte y cuentan con una ‘fuerza de orden’ cipaya. Martinelli es igual que los demás miembros de la clase dirigente del país. Tiene en la mira las riquezas nacionales, igual que los otros. ¿Es más hábil que sus pares? Hasta ahora ha demostrado que sí. Sin embargo, con el primer traspié puede caerse y no levantarse más. La cola que arrastra es muy larga. Entre sus actuales ‘amigos’ hay muchos que pueden abandonarlo fácilmente. Debe cuidarse especialmente de los que tienen sus oficinas en Clayton. Hermosas las palabras del presidente magistrado del Tribunal Electoral, Erasmo Pinilla, cuando defendió la democracia panameña contra los últimos embates del gobierno. Le pidió a Dios que protegiera al país y su democracia. En la inauguración del Palacio electoral, dijo que “es necesario, defender cada adoquín de nuestra Plaza de la Democracia… para convertirla en ideal contra cualquier intención de corromper nuestra salud institucional”. En la parte más importante de su discurso, Pinilla dijo que la democracia no está en el procedimiento. Radica en el pueblo. El Tribunal Electoral está al servicio del pueblo. La Constitución es letra muerta si no se respeta su contenido que señala que el pueblo es el único soberano. En otras palabras, presidentes, diputados y otros funcionarios son mandatarios al servicio del pueblo. Todo indica que quienes se creen dueños del país nunca entendieron el significado de la democracia. El pueblo se cansó de los políticos de la clase dirigente panameña y busca otra alternativa totalmente nueva. 14 de noviembre de 2013.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Las futuras batallas de la juventud panameña

El 2 de noviembre pasado el Concejo Municipal de Panamá me invitó a pronunciar el discurso de fondo ante la tumba de los soldados de la independencia. Es una tradición centenaria de la ciudad capital que pretende rescatar la memoria de los héroes de la Patria y, sobre todo, destacar las tareas que nos exigen las generaciones del futuro. Consideré oportuno invertir el tiempo disponible en tratar de esclarecer cuales son las tareas que le compete a la generación que actualmente dirige el país para salir de la profunda crisis en que se encuentra Panamá. En el acto estaba presente el presidente Ricardo Martinelli, su gabinete, los miembros del Concejo Municipal y un nutrido público. Para lograr mi objetivo decidí comenzar por reivindicar a los ‘próceres’ de 1903 y, sobre todo, a la generación heroica que encabezó las jornadas de enero de 1964. Fue la audacia de los próceres la que dio pie para que a principios del siglo pasado se fundara la República. A su vez, en 1964 fue el sacrificio generoso de un pueblo – 23 mártires y 400 heridos – lo que señaló el principio del fin de la ocupación militar norteamericana de suelo panameño. La guerra por la soberanía fue la pieza central en la lucha de varias generaciones panameñas para avanzar con el proyecto de Nación, concebido por jóvenes de fines del siglo XIX y consolidado a mediados del siglo XX. Si en 1903 los comerciantes de la ruta de tránsito lograron romper con Bogotá – mediatizados por el pacto con EEUU – fue en 1964 que la gesta del 9 de enero, encabezada por la juventud panameña, sentó las bases para finiquitar la presencia neo-colonial de Washington. Destacamos cómo a los llamados próceres se les disminuye en su papel histórico. Igualmente, cómo se mancillan los sacrificios de quienes lucharon y sacrificaron sus vidas el 9 de enero. Con los soldados de la independencia a mis espaldas y los héroes del 9 de enero a mi diestra, le señalé a los presentes que “siempre hay una forma de torcer los hechos para servir propósitos egoístas. En la actualidad, todavía reprimimos a los estudiantes. Subordinamos a las mujeres. Condenamos al campesino-indígena a la servidumbre en sus propias tierras”. Subrayamos la falta de una cultura democrática en nuestro medio. A pesar de los avances realizados por el pueblo, todavía hay una oligarquía que cree que el país es su hacienda. El progreso ha sido lento. “No fue hasta diez años después de la independencia con Porras rodeado de una generación más joven de panameños, que emerge la cuestión de la democracia, de la soberanía y de la Nación como asuntos de Estado. Una generación más tarde Arnulfo Arias echaría las bases de una nacionalidad aún imperfecta con su discurso fogoso que capturó la imaginación de los panameños más humildes. La siguiente generación fue encabezada por Omar Torrijos que negoció la eliminación de la Zona del Canal, la evacuación de las tropas militares extranjeras y la entrega del Canal de Panamá. Torrijos se empinaba sobre esa gloriosa generación que encabezó la gesta del 9 de enero de 1964”. A pesar de ese progreso, aún enfrentamos una “crisis de identidad, de objetivos, de proyecto. El crecimiento espectacular de la economía a principios del siglo XXI, resultado de la ampliación del Canal y los reajustes a escala global, han generado nuevas riquezas, concentradas en muy pocas manos”. Enfrentamos grandes desafíos, igual que los próceres, igual que los caídos el 9 de enero. Le aseguramos a los presentes “que igual que en el pasado, surgirá una nueva generación que sabrá dar un paso significativo hacia la democracia anhelada, que continuará perfeccionando nuestra soberanía y seguirá construyendo el proyecto de Nación”. El diario La Prensa, vocero de los capitales más concentrados de Panamá, que nunca ha suscrito el proyecto de Nación de los panameños, tergiversó el acto celebrado en conmemoración de los soldados de la independencia. Pretendió convertir mis palabras en una arenga partidaria. Perdiendo el sentido de las proporciones confundió al Partido Revolucionario Democrático (PRD) con el alpinismo generacional iniciado a mediados del siglo XIX. En mi discurso fui claro cuando señalé que el 9 de enero hubo un solo héroe: el pueblo panameño. Si La Prensa cree que el héroe es una persona o un partido político está muy equivocado. Con más razón, está muy equivocada si cree que quien pronunció ese discurso suscribe la ideología, egoísta y personalista, propia de quienes dirigen sus páginas. Hay muchas luchas que aún tiene que librar nuestro pueblo y su juventud. La principal guerra que libramos los panameños es por nuestro proyecto de Nación, aún inconcluso. Sacamos las estacas clavadas en nuestro territorio, a pesar de la oposición oligárquica. Ahora corresponde dar la batalla por nuestra soberanía social y económica. A pesar de que los próceres navegaban en la incertidumbre, su audacia nos legó la República. Hoy nuestra juventud sabe qué país quieren los panameños. “Continuemos siendo audaces como los próceres pero con un destino claro y preciso – y una nueva dosis de audacia - como la juventud de enero de 1964”. 7 de noviembre de 2013.