Los dos lotes tienen una extensión
aproximada de 17
hectáreas cada una. Es decir, son más grandes que el
Casco Viejo de la ciudad de Panamá e, incluso, que Punta Paitilla. El anuncio del MEF dice que se trata de los
polígonos PS01-06 y PS01-08. El primero tiene 167 mil metros cuadrados y el
segundo 178 mil metros cuadrados. Los valores estimados son de $40.2 millones y
de $42.0 millones, respectivamente.
El gobierno ha calificado el uso del suelo
para ambos terrenos como “mixto centro urbano”. Es decir, el uso más denso. Se
intentará construir un nuevo barrio como Punta Paitilla o una urbanización como
Punta Pacífica. Son precisamente las tierras que en 1977, el general Torrijos
aseguró que se le daría el uso más colectivo posible para beneficio del pueblo
que luchó por su recuperación.
Haciendo un cálculo conservador, la
corporación panameña o mixta (con capital extranjero) que compra el polígono o
ambos puede hacer un negocio cercano a los 75 mil millones de dólares. Si
compra el lote de 167
hectáreas por 40 millones de dólares y vende el metro
cuadrado a un promedio de mil dólares puede embolsar 167 mil millones dólares.
Suponiendo que sólo puede urbanizar la mitad del polígono (que no es probable
conociendo la falta de criterio urbanístico y falta de planificación –
corrupción - que caracteriza a los gobernantes panameños) se embolsaría
aproximadamente 83 mil millones de dólares.
Tratándose de dos polígonos similares, se
pueden multiplicar por dos las ganancias de los especuladores en posiciones
privilegiadas (cercanos al Palacio). Otra posibilidad es que los terrenos una
vez urbanizada el área de Altos de Batele se vendan a un precio promedio de 2
mil dólares el metro cuadrado. Las ganancias de una vez se duplican.
Las transacciones se están haciendo en un
círculo selecto de empresarios que ocupan posiciones privilegiadas tanto en el
gobierno, como en la oposición y también en la empresa privada. Son los mismos
especuladores que ocupan las posiciones de mando en Panamá desde la
construcción del Canal a principios del siglo XX. Son los mismos que en la
década de 1990 dijeron que todas las transacciones de tierras “revertidas” se
harían siguiendo las reglas del “mercado”. Es decir, entre un grupo selecto de
empresarios, sin importar el desarrollo del país o el mejoramiento de la calidad
de vida de la población.
Es el mismo grupo de especuladores que a
mediados del siglo XX, cuando la juventud panameña arriesgaba sus vidas rechazando
los atropellos de los militares norteamericanos, decían que la “Soberanía no se
come”. Le han dado vuelta a la mesa y lo que logró el pueblo panameño con su
sacrificio lo están aprovechando ellos. Han descubierto que la “Soberanía si se
come” y en el caso de los especuladores están “hartando”. Nunca se imaginaron
que el banquete sería tan opulento.
En momento alguno los gobernantes han
pensado en como convertir estas áreas en lugares para el esparcimiento de la
población panameña o para el desarrollo de proyectos urbanos con facilidades
para centros científicos o culturales. No piensan que el siglo XXI es una
oportunidad para todos los panameños y no sólo para los pocos que usurparán lo
que es de la Nación
para beneficio de unos pocos. No recogen los sueños de los patriotas que
derramaron su sangre para que Panamá recuperara las tierras de la antigua Zona
del Canal.
En el anuncio de la oficina de Bienes
Revertidos, se le recuerda a los interesados que deben tener fianzas en orden y
estar preparados para participar “el día de la Subasta Pública ,
en pujas y repujas, que se realizarán en el Salón de Actos Públicos del
Edificio 1220, en Amador”. La instalación es una construcción enorme donde
funcionó durante casi medio siglo el Comando Sur Naval de EEUU. Desde estas
instalaciones, EEUU desarrolló su política militarista hacia América latina
entre 1946 y 1999.
La lucha de por la
soberanía nacional queda reducida a una puja y repuja, con los extorrijistas y
antitorrijitas tomados de la mano y brindando en los adustos salones de la Armada norteamericana. El
gobierno recomienda a los especuladores de la puja y repuja que “no esperen hasta
el último día para inscribirse”.
Los panameños
perdemos otra oportunidad para transformar nuestra soberanía en promotora de
proyectos de desarrollo a escala nacional y proyección mundial: Nuevos puertos
sobre ambos litorales, centros de investigación científica o proyectos de
desarrollo agroindustrial se engavetan para beneficiar a unos pocos
especuladores.
21
de febrero de 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario